Marie-Antoine
Carême ( 8 de junio de 1783 - † 12 de enero de 1833 )
“El Cocinero de los Reyes y el rey de los
cocineros”
1783. Nace el Rey
de los Cocineros. Carême en la Rue du
Bac, en París, en el seno de una numerosa y pobre familia (de entre 15 y 25
hijos del matrimonio Carême), mantenida por su padre, estibador en los cercanos
muelles del rio Sena en Paris.
1793. Cuando contaba con 10 años, su padre le invitó a un almuerzo
en un figón de la Barrière du Maine y lo abandonó a su suerte, explicándole la
difícil situación de la familia y alentándole para que se abriera camino en la
vida. Después de caminar por las calles durante todo el día, cuando se hizo de
noche llegó cerca de una taberna “LA FRICASSÉE DE LAPIN”. El tabernero se
apiadó de él Y le ofreció hospitalidad por esa noche. A la mañana siguiente le
sugirió que trabajara como marmitón en la cocina de la taberna y Caremê accedió
encantado.
1799., A los 16 años,
entra a trabajar de aprendiz en “CHEZ BAILLY” la pastelería más importante de
París. La habilidad y disposición del joven Carême no pasan desapercibidas para
su patrón, que le anima y autoriza para que, cuando no haya excesivo trabajo,
acuda a la sección de grabados de la Biblioteca Nacional y examiné los
diseños y grabados arquitectónicos que allí se custodiaban. Carême no sabía leer
ni escribir, y aprende solo, en su esfuerzo por comprender los libros. Demuestra un inusitado talento para el dibujo y la arquitectura, y los conocimientos
que adquiere los traslada a su trabajo pastelero, ejecutando espectaculares
montajes, reproduciendo en azúcar las grandes obras arquitectónicas. Estos
montajes hacen famosa la pastelería “CHEZ BAILLY”, que recibe encargos de todo el
mundo.
1801. Contando 18 años, deja
la pastelería Bailly y entra de chef en otra pastelería, la de los herederos de
Gendron. Este nuevo trabajo le permitía realizar los
"extraordinarios" o "extras", que consistían en ejercer de
refuerzo en los grandes banquetes que se daban en París.
En 1802 deja la
pastelería y se dedica sólo a los "extras", y en 1804 abre una pastelería
propia en la Rue du Paix.
En este período,1803 a
1814, Carême continúa con sus innovaciones en la pastelería, y se perfecciona
de manera extraordinaria en el arte de la cocina, trabajando junto a los
grandes cocineros de la época. Aquellos a los que el propio Carême considera
sus maestros son: Lannes para los manjares fríos, Richaud para las salsas, y sobre todo, Bouchet, el cocinero de Tayllerand y Laguipierre, cocinero de Murat.
1814.Los ejércitos de
la alianza antinapoleónica se instalan en París, y Carême entra al servicio del
zar de Rusia Alejandro I, hasta que este parte de París. Pero en 1815, con el
regreso de Napoleón y la derrota de Waterloo, hay una nueva invasión aliada, y
nuevamente tenemos a Carême al servicio de Alejandro I.
1816. Carême parte a Inglaterra, para dirigir las cocinas
del príncipe de Gales, a la sazón regente de Inglaterra, y que reinaría
posteriormente con el nombre de Jorge IV. En 1817 retorna a Francia.
1818. Va a Viena, para servir a Lord Steward, embajador
británico en la corte austriaca. En 1819 se traslada a San Petersburgo, para
solicitar el puesto de jefe de cocina en la corte rusa, pero el zar está
ausente, y lo que observa Carême en las cocinas de palacio no le convence, por
lo que regresa a Francia.
1820. De nuevo en París,
entra al servicio de la princesa de Bragation , pero recibe un ofrecimiento de
Lord Steward para que retome la dirección de sus cocinas en Viena y, con la
aquiescencia de la princesa, acepta la oferta. Permanece en su servicio hasta
que el embajador regresa a Londres en 1820. Carême renuncia a acompañarle y prefiere volver a París, donde entra al servicio
de Lord Stairs.
En 1821 es contratado
por el príncipe Sterhazy, embajador austriaco en París, a cuyo servicio
permaneció hasta 1823, fecha en la que pasa a trabajar para el barón Rostchild,
hasta 1829, cuando se retira y da por terminada su carrera, dedicándose de
lleno a su obra literaria hasta su muerte en 1833.
1833 - 11 de Enero. un cocinero y amigo del gran chef de Reyes, le lleva a su
lecho de enfermo un plato de albóndigas de lenguado, al comentar su
preparación, le dice están excelentemente preparadas, pero mal sazonadas.
Tampoco la salsa está bien ligada, mira la próxima vez deberías...... y cuando
se aprestaba a demostrar con las manos el movimiento que debería emplear en su
preparación, la debilidad de su enfermedad pudo más y le impidió terminar su
consejo, había llegado al límite de su vida, y así falleció uno de los más
famosos chef de todos los tiempos.
Carême es el punto culminante de una cocina que podríamos denominar “de corte”.
Escribe libros de cocina,
pero escribe unas obras que suponen una superación de los recetarios y tratados
de cocina escritos hasta entonces. En sus obras encontramos un espíritu didáctico,
clasificador y sintetizador del arte de la cocina como no se había conocido
hasta entonces. Las distintas partes de su monumental “Art de la cuisine
française au XIXe siècle” se denominan
“traité”, y eso es lo que son: aunténticos tratados.
lucha
por la mejora de las condiciones de trabajo de los cocineros. Entre
las innovaciones de Carême que hoy perduran citaremos el uniforme blanco, como bandera de limpieza e higiene y el gorro de cocinero actual (parece ser que
inspirado en las tocas que usaban las doncellas austríacas).
es el fijador de los fondos y salsas que
son la base de la cocina actual. Combatió
con denuedo lo que el consideraba prácticas abominables de la cocina del
Antiguo Régimen, como el uso abusivo de
especias y las mezclas de carne y
pescado en un mismo plato.
precursor
de la dietética y la lógica en la nutrición. Defiende la presencia
de los potajes como inicio imprescindible de todas las cenas, elimina los excesos grasos, e intenta conseguir un equilibrio calórico en sus menús.
Cuando estuvo al servicio del futuro Jorge IV de Inglaterra consiguió mejorar
su quebrantada salud aplicando estos principios a la mesa del regente.
El gusto decorativo:
Carême pretende que la comida satisfaga
tanto al ojo como al estómago. Su gusto por la decoración no se limita a la
belleza cromática de platos y
guarniciones; lo amplía hasta el punto de
diseñar espectaculares montajes en
papel o diseñar personalmente las vajillas,
encargándolas a los más célebres vidrieros de París.
Podemos destacar su especial relación con Talleyrand: Carême
nunca fue un empleado fijo de Talleyrand, pero era el cocinero favorito de este
principe, (uno de los más exquisitos gourmets de todos los tiempos) y era
llamado como extra siempre que se organizaba un banquete. El respeto y la
admiración entre ambos eran mutuos
Carême ha sido nominado como EL DIOS CAREME, EL NAPOLEON DE LAS
COCINAS o “EL COCINERO DE LOS REYES Y EL REY DE LOS COCINEROS, prueba
suficiente de la admiración que suscitaba entre los afortunados que disfrutaban
sus creaciones.
El 21 de junio de 1894,
París rindió homenaje a la memoria de Carême dando su nombre a una de sus
calles. .
Carême dice que “las bellas artes son la pintura, la música y
la arquitectura, y la principal rama de esta última es la pastelería”.
Es curiosa la predisposición de Carême hacia estas dos artes, la
cocina y la arquitectura, que tienen en común una fuerte base técnica y un
importante componente artístico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario